Queridos hermanos y hermanas:

Mis saludos y mis mejores deseos  para ustedes. Espero que esta carta les encuentre con buena salud y llenos de las bendiciones de Dios.

El 1 de septiembre de 2021 se cumplen tres años de mi mandato como Superior General. Al formar el Consejo General, pedí a cuatro viatores que se unieran a mí como servidores de la Comunidad Viatoriana internacional. En aquel momento les dije que su período de servicio en el Consejo General seria de tres años, renovables si así lo deseaban. Tras consultar con los miembros del Consejo General, el Padre Claude Roy y el Padre Robert Jean han decidido no renovar su mandato como Consejeros Generales.

Estoy profundamente agradecido a Claude y Robert por su colaboración y compromiso durante estos tres años. Comprendo perfectamente su decisión: para Robert, por la dificultad de obtener los visados necesarios para los viajes internacionales, y para Claude, por la oportunidad de asumir otras responsabilidades en la archidiócesis de Montreal. Echaré de menos su sabiduría y su visión, pero les deseo lo mejor y les expreso mi gratitud por el servicio que han prestado en el Consejo General.

André Crozier y Claudio Ríos han decidido seguir formando parte del Consejo General durante los próximos tres años. Espero seguir trabajando estrechamente con ellos al servicio de la Congregación internacional. He pedido al Padre Claudio Ríos que sea Vicario General y él ha aceptado desempeñar ese cargo.

Tras consultar con los Provinciales, me complace anunciar que el Hermano Benoît Tremblay y el Padre Carlos Orduna se incorporarán al Consejo General, a partir del 1 de septiembre de 2021. Tanto Benoît como Carlos servirán como Consejeros a tiempo parcial, mientras mantienen una parte de su misión actual. Carlos seguirá residiendo en Costa de Marfil y Benoît regresará a Canadá después de terminar su trabajo en Perú a finales de este mes. Estoy muy agradecido a ambos por la disponibilidad que han mostrado diciendo «sí» a mi petición y espero poder trabajar estrechamente con ellos juntamente  con los otros miembros del Consejo General.

Como saben, desde el principio de mi mandato los miembros del Consejo General acordaron trabajar en un modo de funcionamiento más descentralizado, dado que ya no disponíamos de una Casa General en Roma. Al igual que el anterior Consejo General, seguimos viviendo en nuestra Provincia de origen y acordamos reunirnos cada seis semanas en algún lugar de la Congregación. Esto nos daría la oportunidad de tratar  los asuntos del Consejo General y también nos permitiría reunirnos y dialogar de manera informal con los hermanos de ese lugar. Inicialmente el Consejo se reunió en Arlington Heights, Canadá, España, Colombia, Francia y Santiago de Chile.

En febrero de 2020 llegó el COVID-19 a todo el mundo. Todos hemos visto el impacto devastador que este  virus ha tenido en la población mundial. Nos hemos visto todos confrontados a más de un año de aislamiento y encierros en las Provincias y Fundaciones.  El Consejo General no ha tenido la oportunidad de reunirse en persona desde febrero de 2020. Nos hemos tenido que reunir  a través de las conexiones de ZOOM pero, a pesar de la ayuda de los traductores, es muy difícil  comunicarse ya que  hablamos tres idiomas distintos.  Decir que ha sido un reto sería quedarse corto. El resurgimiento del virus en algunos lugares ha provocado la vuelta a las restricciones de los viajes, la limitación del contacto personal y la necesidad de usar mascarillas. El futuro es incierto en lo que respecta a los viajes internacionales que nos permitirían reanudar nuestro trabajo y las visitas pastorales a las Provincias y Fundaciones.

Soy plenamente consciente de que ustedes han sufrido esas mismas restricciones y limitaciones. Los Consejos Provinciales y los Capítulos se han visto obligados a reunirse por medios electrónicos. Los colegios, las parroquias y muchos lugares de misión se han sentido obligados a restringir o eliminar algunos aspectos de su trabajo.  La sensación de aislamiento y frustración nos ha afectado a todos. Aunque el futuro es incierto, espero que os unáis a mí para seguir rezando por todos los que sufren este horrible virus y, de manera especial, por todos los que trabajan para llevar curación y esperanza a los enfermos.

Al embarcarnos en los tres últimos años de nuestro mandato, los miembros del Consejo General os enviamos nuestros mejores deseos y nuestra profunda gratitud por todo lo que hacéis para promover el carisma del Padre Querbes. Que Dios bendiga sus vidas con la abundancia de su gracia.  A todos ustedes nuestros mejores deseos de  seguridad y  de buena salud.

 

Sinceramente en Viator,

 

 

Robert M. Egan, CSV
Superior General