El Padre Néstor Fils-Aimé, CSV, Provincial de Canadá, ha presidido una peregrinación histórica, en la que se ha recorrido el camino de los tres primeros viatores que viajaron desde Francia para llevar la comunidad viatoriana a Canadá.

P. Nestor Fils-Aimé (Fotos por Mélanie Émond)

«Fue en un ambiente de comunión que, todos juntos, religiosos y viatores asociados, colaboradores y amigos, realizamos la peregrinación del 175 aniversario,» dijo El Padre Fils-Aimé al describir el viaje.

Viatores religiosos y asociados se han puesto en marcha el 28 de mayo, 175 años después de que los hermanos Étienne Champagneur, Louis Chrétien y Augustin Fayard pisaran por primera vez Canadá. A primera hora de la mañana, los peregrinos subieron a un autobús en Rigaud y se dirigieron a Montreal. Su primera parada fue la Catedral María Reina del Mundo. Llegaron, al igual que los tres primeros viatores cuando fueron recibidos por el obispo Monseñor Ignace Bourget, que fue quien había solicitado su venida.

Reunidos en una capilla lateral, los peregrinos han comenzado por una profunda oración de agradecimiento: «Este es el día en que actuó el Señor, día  de alegría y de gozo, aleluya.»

El grupo se dirigió después al puerto de Lavaltrie, situado en la orilla norte del río San Lorenzo, donde 175 años antes habían llegado los tres fundadores en el buque de vapor San Luis.  Otro grupo de Viatores esperaba allí para recibir a los peregrinos, ofreciéndoles bolsas con bocadillos que degustaron a orillas del río. Mientras comían, reflexionaron sobre el largo viaje que los tres hermanos fundadores hicieron en aque barco de vapor, que recorría las costas del río San Lorenzo.

Residencia San Viator de Joliette

Finalmente, el grupo se dirigió al Colegio de Joliette, donde los tres fundadores pasaron su primera noche, y luego a la Catedral de San Carlos Borromeo, donde, a su llegada, sonaron las campanas.

«Las campanas y el Magníficat, han marcado este momento de gran alegría,» ha declarado el Hermano Jean-Marc Saint-Jacques, CSV.

A continuación, los peregrinos se dirigieron a la Residencia San-Viator de Joliette, donde compartieron una cena festiva que puso de manifiesto la gozosa fraternidad de la jornada.

«Esta cálida celebración nos ha permitido sumergirnos en nuestra historia,» ha dicho el Hno. Saint-Jacques, «una historia llena de peripecias, pero una historia cargada de vida y de luz ayer, hoy y esperamos también, mañana.»