Queridos hermanos y hermanas,

Estos últimos meses han tenido un impacto en nuestras vidas de muchas maneras. Sigo recordando a cada uno de ustedes en mi oración, esperando que todos estén sanos y salvos mientras esta pandemia global continúa en auge. El futuro es incierto, pero podemos contribuir a definirlo siguiendo los consejos y directrices de los profesionales de la salud.

Recientemente he recibido una carta de los dirigentes de la USG (Unión de Superiores Generales) y la UISG (Unión Internacional de Superioras Generales), los órganos internacionales de gobierno de religiosos y religiosas respectivamente. Situada en el contexto de la historia de Emaús del Evangelio de Lucas, la carta ha sido enviada para apoyar y animar a los religiosos y religiosas que viven esta crisis sanitaria en todo el mundo. Me complace compartirla con ustedes con la esperanza de que sirva de base para su reflexión y para sus intercambios comunitarios.

Todas nuestras provincias y fundaciones han sufrido en los últimos meses. Las «órdenes de permanecer en casa» y las cuarentenas nos han afectado a todos. Nuestra misión y nuestro trabajo se han visto alterados como nunca antes. Nos hemos visto obligados a vivir aislados, sin las interacciones humanas normales que tan a menudo nos sostienen en nuestra vida de religiosos. Hemos visto a nuestros hermanos y hermanas enfermar e incluso morir a causa de Covid-19.

Como los líderes religiosos escriben, este es un tiempo de «santa preocupación». Que este tiempo nos permita una mayor apertura al amor y a la fuerza de Cristo. Espero que esta comunicación nos dé la oportunidad de descubrir el poder del amor de Dios y la fuerza, como escriben los líderes de la USG y de la UISG, «para cuidarnos unos a otros como el Dios que nos salva nos cuida».

Sinceramente en Viator y Querbes,

 

Robert M. Egan, CSV
Superior General