«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien, según su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos.” (1 Pedro 1:3)

Hermanos y Hermanas,

En nombre de todos los miembros del Consejo General, me complace enviaros, en este tiempo de Pascua, mis mejores deseos y mi bendición de parte del Señor.

¡Que la esperanza viva que nos viene de la resurrección de Cristo nos traiga paz y una fe renovada en el poder del amor redentor de Dios manifestado en el Señor resucitado!

Pese a nuestra alegría pascual, el mundo sigue siendo testigo del mal de la guerra en Ucrania, de la pérdida de vidas y del profundo sufrimiento infligido a tantas personas.

Recordamos también al pueblo de Gaza, a nuestros hermanos y hermanas de Haití y a los muchos que, en todo el mundo, están sufriendo esta violencia indecible.

Que nuestras voces se alcen en oración por el fin de la violencia y del sufrimiento y por el nacimiento de la paz y la esperanza para todos aquellos cuyas vidas se han visto perturbadas para siempre.

Que la gracia de Dios llene vuestras vidas en este tiempo pascual. Y sabed que todos vosotros estáis presentes en mis pensamientos y oraciones en estos momentos en los que celebramos la verdad más profunda de nuestra fe: ¡Cristo ha Resucitado!  ¡Aleluya!

Cordialmente en Viator,

 

Robert M. Egan, CSV
Superior General