El Padre Jesús Arroyo, CSV, fue elegido el 18 de enero para dirigir la Provincia de España y la Fundación de Honduras desde 2020 hasta 2024. Al mismo tiempo, el hermano Claudio Salán, CSV, y el padre José Javier Ruiz de Eguílaz, CSV, fueron elegidos Consejeros provinciales. A continuación, el padre Arroyo ha elegido al hermano Tomás Aramberri, CSV, y al padre Manuel Rubio, CSV, como Consejeros para completar el Consejo provincial. El P. Ruiz de Eguílaz ha recibido la aprobación del Consejo General para ser el Asistente Provincial.

La elección tuvo lugar en el Centro San Viator de Valladolid y fue presidida por el P. Robert M. Egan, CSV, Superior General y el P. Claudio Ríos, CSV, Consejero General, de Chile.

Para el P. Arroyo este será su segundo mandato consecutivo como Provincial de España. Es de nacionalidad española y emitió su primera profesión como Viator en 1975 y sus votos perpetuos en 1983. El P. Arroyo fue ordenado sacerdote en 1987.

En una entrevista concedida poco después de su elección, el P. Arroyo dijo que se sentía bien consigo mismo, sobre todo sabiendo que podía contar con un buen equipo de consejeros para ayudarle.

«Eso me tranquiliza,» dijo.

Sin embargo, mirando hacia el futuro, dijo que la provincia de España estaba entrando en un nuevo período, en el que los Viatores religiosos  pasarán menos tiempo en las escuelas y más tiempo en las parroquias, mientras mantienen una presencia urbana y rural, «como le gustaba a nuestro fundador,»

«También tenemos que asegurarnos de que el período de jubilación sea un tiempo satisfactorio,» añadió el padre Arroyo. «La construcción de la comunidad Viatoriana es otro reto que no debemos olvidar.»

A pesar de estos desafíos, el Padre Arroyo se mostró optimista y ofreció estas palabras a los Viatores que trabajan en todo el mundo: «Debemos mantener la alegría de nuestra vocación. A través de nuestro trabajo pastoral, debemos llevar el carisma viatoriano a todos los rincones del mundo, sin descuidar la formación, la espiritualidad y la vida comunitaria de todos los Viatores.

«La comunidad viatoriana,» añadió, «es un maqueta del Pueblo de Dios, y esto puede ser un bello testimonio en todas las latitudes.»